sábado, 31 de marzo de 2018

DOS MUJERES 10 FINAL

LUCÍA Y ROSA 10 FINAL micronovela
                                                
A la mañana siguiente Rosa se despertó antes que Lucía, se sentó en la cama y se la quedó mirando con cariño, Lucía cómo intuyéndolo abrió los ojos.

-Buenos días, dormilona.

Dijo amorosamente Rosa

-Buenos días, Rosa. ¿Hace mucho que estás despierta?

-No. Acabo de hacerlo. Te estaba mirando.

-Me he dado cuenta.

-¿No sabes que pensaba?

-No.

-Pensaba en ti y en mi. Hace tan poco que nos conocemos, y ya estamos juntas. Eso es increíble y maravilloso. ¿Estás arrepentida?


-No lo estoy. Nunca pensé estar con una mujer, me refiero a tener ese tipo de relación, pero si te soy sincera no me ha disgustado.

Rosa al oír aquello la abrazó con mucho cariño y la besó muy levemente en los labios.

-Lucía, vente a vivir aquí conmigo. Estarás bien.

-¿No es muy precipitado?

-Pienso que no. Nos conocemos lo suficiente, además nos unen otras muchas cosas.

-Tienes razón. Vendré aquí si quieres. Mi piso es de alquiler, nunca quiso que compráramos uno, se ve que ya tenía intención de abandonarme.

-Este es mio. Bueno cuando lo termine de pagar, al separarme le tuve que dar su parte y tuve que pedir una hipoteca. ¿Cuándo te vienes?

-Déjame unos días para arreglar ciertas cosas, me vendré a vivir contigo.

-Te quiero Lucía. No quiero perderte.



-No me vas a perder. También yo te quiero.

MESA Y CAMA

Dos mujeres
atormentadas sus
vidas pasadas
infiernos, eso tienen
en común ambas.
Se encontraron
una mañana
y se hicieron
inseparables. Hay
quien pensaba
que eran hermanas,
ahora comparten
mesa y cama.
Siempre hay
alguien que habla,
pero eso a ellas
no les importa
para nada.
Verónica O.M.

FIN



He tratado el tema con todo el respeto que merece.

Nadie tenemos el derecho de juzgar.

viernes, 30 de marzo de 2018

DOS MUJERES 9 DE 10

LUCÍA Y ROSA 9 micronovela


Entraron en el restaurante. No era ni muy grande, ni demasiado pequeño, pero si acogedor. Vestía sus rectangulares mesas con unas mantelerías de color rojo pasión y muy bien planchadas.

Las acompañaron hacia una no demasiado grande, no había demasiada gente a aquellas horas, pero a medida que avanzaran los minutos se iría llenando.

Pidieron la comida... 

De primero unos pimientos del piquillo con pisto, de segundo bacalao con verduritas, para beber vino y gaseosa. De postre unos profiteroles con nata y bañados con chocolate.
La comida estaba deliciosa. 


Al acabar pidieron también un cortado con hielo y entonces se recrearon hablando.

Rosa, la miraba de vez en cuándo pero... 


Lucía no sabía bien que pensar de aquellas miradas, le parecía que querían decir algo que ella no sabía descifrar.
-¿Rosa me quieres decir algo? He notado cómo me miras.

-¿De verdad quieres saberlo? ¿No te asustarás?

-¿Debo asustarme?

-Podria ser.

-Dímelo, aunque no me guste.

-Quizás no deba hacerlo.

-Prueba.

Rosa carraspeó un poco. Lo que iba a decir era muy importante para ella.
-Lucía, no se como ha pasado pero me estoy enamorando de ti.


La miró directamente a los ojos.
-¿Eres lesbiana?

-No, no lo soy.

-¿Entonces?

-No sé. Desde que te conozco y de eso hace muy poquito no paro de pensar en ti. Me apetece estar contigo.

Las dos hemos pasado por nefastas experiencias y nos comprendemos. ¿Crees que estoy loca?

-No, claro que no. Si te soy sincera a mi me caes muy bien y no lo veo tan mal. ¿Crees que funcionará?

-Si no probamos no lo sabremos. Quédate esta noche a mi lado. ¿Quieres?

-Bueno.

Por debajo de la mesa se cogieron de la mano. Aquello solo era el comienzo.

Rosa pagó la cuenta y se dirigieron a su piso. 

Al llegar empezaron a besarse. Al principio con un poco de vergüenza por parte de las dos, pero era tanta la pasión que ambas sentían. 
Acabaron en la cama. Eran mujeres, pero que importaba si se sentían felices y no dañaban a nadie.
Continuará
Autora Verónica O.M.

Solamente queda un capítulo para finalizarla. GRACIAS.

jueves, 29 de marzo de 2018

DOS MUJERES 8 DE 10

LUCÍA Y ROSA 8 micronovela

Lucía se levantó del sofá y apagó el televisor, fue al dormitorio dispuesta a acostarse ya que al día siguiente debía trabajar.

                                                     
Se acostó y se quedó con los ojos abiertos al cerrar la luz.
Pensó en su nueva amiga, Rosa. ¡Parecía tan fuerte! Admiraba todo de ella empezando por su belleza, que sin ser muy llamativa tenía algo especial que no había conocido en nadie.
Se la veía una mujer con carácter, intentó imaginársela cuándo decidió no aguantar más en su matrimonio.
Al hombre, no le daría tiempo de machacarla demasiado. Rosa no parecía ser como ella, que aguantó lo inimaginable hasta que él la abandonó. Su nueva amiga era cómo a ella le hubiese gustado ser. La admiraba por ello.

Pasaron los días lentamente y llegó el esperado sábado.

Lucía fue caminando hacia el parque, Rosa ya la estaría esperando. Y así era...

-Hola, Lucía. ¡Qué guapa estás hoy!

Lucía sonrió y le dio un beso en ambas mejillas.

-Todo te lo debo a ti, sin ti seguiría dándo pena.

-Creo, ya hubieras   reaccionado.


-No lo hubiera hecho, lo sé.

Se sentaron en un banco. Lo hicieron a la sombra ya que hacía calor. Estuvieron charlando animadamente y algo curioso no lo hicieron de sus antiguas parejas.

Ambas pensaron que habiendo esperado tantos días para verse el hablar de ellos era una gran pérdida de tiempo.

-¡He reservado mesa en ese restaurante! 

Dijo señalando hacia un lugar.

-¡No quiero causarte molestias!

Contestó Lucía un poco avergonzada.

-No me las causas muy al contrario. Me apetece que conozcas un sitio en dónde se come muy bien.

-¡Yo invito! 

Dijo Lucía

-¡Ni hablar invito yo!

Al rato dirigieron sus pasos hacia allí. El lugar era limpio y a Lucía le encantó.
Continuará

Autora Verónica O.M.

Y TODO POR UN TANGA relato




Imagen de internet

-No quiero que salgas así a la calle
Dijo el hombre, enfadado.

-¿Cómo que así? 
Preguntó la mujer, molesta.

-Vas marcando el pedazo de trasero que tienes. Parece mentira no te de vergüenza.

-Ignorante, llevo puesto un tanga.

-Pues, quítatelo inmediatamente y ponte algo decente.

Por no escucharlo...

-Así está mejor. Las bragas siempre son bragas.

-¿Y los tangas para quien son? Preguntó a voz en grito.

-Para las que no tienen marido. Anda que vas a llegar tarde a tu cita con...

-Te lo dije, pero no me escuchas. Con el dentista.

-Pues parecía ibas a ir al tocólogo.

-Y tú parecías más moderno.

Y tú más antigua.

Y como no... llegó tarde y tuvo que pedir cita para otro día.
Autora Verónica O.M.

DOS MUJERES 7 DE 10

LUCÍA Y ROSA 7 micronovela
Ya acabada la jornada y de vuelta a casa, Rosa se duchó y se dirigió hacia la cocina dispuesta a prepararse la cena. Encendió la luz pero se lo pensó mejor y fue hacia el salón. 
Cogió el teléfono y marcó el número de Lucía.
Ring ring ring ring.

-¡Si, dígame!

-Hola, Lucía, soy Rosa. ¿Cómo estás?

-Hola, Rosa, aquí estoy. Acabo de cenar y estaba viendo la tele. ¿Y tú?

-Pues acabo de casi llegar del trabajo, solo me dio tiempo a ducharme y aquí me tienes llamándote.

-Te lo agradezco. La tele deja mucho que desear. Ya estaba un poco harta de cambiar de canal. No sabía ya dónde ponerla.

-Me alegra haberte sacado del aburrimiento. ¿Cómo estás de ánimo? 

-No te lo vas a creer. Estoy mucho mejor y tenías que verme, si hasta me han preguntado si había vuelto "con ese." 

-Me alegra que estés mejor. Me voy a preparar algo de cena y me voy a acostar pronto, así que te dejo. Nos llamamos, ¿Vale?

-Buenas noches, Rosa, que descanses.

-Hazlo tú también. Buenas noches.

Rosa colgó el teléfono y se quedó pensativa y algo le rondó por la cabeza.
- ¡No, no puede ser! ¿estoy loca o qué?

Se preparó algo rápido para cenar, después de una jornada de trabajo lo que menos le apetecía era estar rato preparándose una elaborada cena.


Cenó y se acostó. 
-¡Mañana será otro día!
Continuará

Autora Verónica O.M.

miércoles, 28 de marzo de 2018

DOS MUJERES 6 De 10

LUCÍA Y ROSA 6


Como cada mañana, Rosa, a eso de las 11.30 bajaba un rato al parque, allí se encontraba bien y en paz. Había adquirido aquella costumbre hacía unos meses al separarse de Juan.
El piso la agobiaba mucho estando sola y aprovechaba aquello para salir diariamente.
Aquella mañana estaba muy relajada y  ni cuenta se dio de la hora que era.

-¡Anda, si son las once y media!
Dijo en voz alta.

Salio un rato a la calle, fue hacia el parque y se sentó un momento, a aquellas horas no se veía por allí ni un alma. Era grato estar allí, respirar aire puro y escuchar a algún pajarillo cantar.
Un pequeño chamarín se posó en una rama y sus trinos le sonaron como la música más hermosa.

Solo estaba unos minutos, ya que entraba a su trabajo a las 14 horas. Debía comer y coger el autobús al estar en las afueras.

Se levantó del banco y echó a andar de regreso.

Al rato ya había comido, estando dispuesta para coger el autobús que pasaba muy cerca.

-¡Buenas tardes! 
Dijo al conductor al subirse e introdujo su bono por la maquinita.

El conductor la conocía de tiempo, al ir a trabajar a esa hora, coincidían.

-¡Buenas! 
Contestó él. 
¿Como va el trabajo, Rosa? ¿Con la crisis se vende la misma gasolina?

-Hay de todo, pero yo pienso que si... que la crisis se hace notar en esto y en todo.

Siguieron hablando, pero el conductor muy atento a la carretera.

Llegó a su destino
-¡Hasta luego, Andrés!

-¡Hasta luego, Rosa ! Nos vemos luego.

Rosa cruzó la calle y a pocos pasos estaba la gasolinera.


Al llegar, su compañera ya había hecho caja. Se saludaron y fue a coger sus cosas para marcharse.

Rosa se dispuso a empezar su jornada, que finalizaría a las 22 horas.


Y la tarde empezó a pasar...
Continuará

Autora Verónica O.M.

martes, 27 de marzo de 2018

DOS MUJERES 5 DE 10

LUCÍA Y ROSA 5
El recuerdo de su nueva amiga la ayudaría para enfrentarse a la vida con mejor ánimo.

Ya era lunes y debía levantarse de la cama si no quería llegar tarde a su trabajo.

Se dirigió hacía el baño y se dio una ducha rápida que la terminó de despertar. Veía las cosas algo diferentes e interiormente se sentía mejor.
Se detuvo unos minutos para pintarse los ojos, una ligera sombra rosada y una ligera capa de rimel natural fue todo su maquillaje.

Desayunó un café con leche y un pequeño bocadillo de jamón en dulce. Al acabar cogió su bolso y salió dispuesta a enfrentarse a un nuevo día, dirigiéndose a su trabajo cuatro calles más abajo.


Trabajaba en un pequeño taller de ropa de deporte, dónde se confeccionaba todo tipo de estas prendas.
Llevaba  en aquel taller bastantes años y era una buena oficiala que hacía su trabajo con gran perfección.


Al entrar y saludar como cada mañana, algunas compañeras contestaron a su saludo y la miraron extrañadas de verla tan guapa, ya que últimamente no tenían costumbre de verla así.

-¡Que guapísima que estás, Lucía! ¿Has vuelto con tu marido?

-¡No!

Dijo cambiando de repente la expresión de su cara.
-¡Con ese,  no volveré jamás!

-¡Pues, hija! ¿para quien te has puesto tan guapa?

-¡Para mi!

Contestó muy seria y dando por terminada aquella conversación.
Dejó su bolso en una pequeña habitación y que hacía las veces de vestuario, y se puso la bata.


Se sentó y seguidamente empezó a coser.


Cada una, iba ya a lo suyo. Se les exigía rapidez y perfección al dar las puntadas.

A las 15.15 se levantó de la máquina y 
se dirigió de nuevo al vestuario. Se quitó la bata, cogió su chaqueta y bolso. Se marchó con un...
¡Hasta mañana!

Fue hacía su casa. Deseaba llegar para comer.


Se acordó de Rosa, sin duda su amiga ya habría entrado a trabajar en la gasolinera dónde llevaba la pequeña tienda.
Su trabajo era de lunes a viernes. Los fines de semana libraba.

Lucía comió y adecentó su vivienda. Después se sentó en el sofá dispuesta a ver la tele.
Continuará

Autora Verónica O.M.

domingo, 25 de marzo de 2018

DOS MUJERES 4 DE 10

LUCÍA Y ROSA 4

Lucía se había arreglado con esmero ya que se vería con aquella nueva amiga y quería causarle buena impresión, por lo menos mejor que la causada el día anterior.
Antes de cerrar la puerta se miró en el espejo del recibidor y se vio bastante aceptable.
Hacía un bonito día y decidió hacer de nuevo el trayecto caminando.
Se dirigió hacia el parque y allí estaba su nueva amiga esperándola.

-¡Buenos días Rosa! ¿Hace mucho que esperas?

-¡Hola Lucía! No, no hace mucho. ¿Has venido caminando?

-¡Si! La verdad es que hace tan buen día que no me apetecía esperar el autobús. Sin duda hoy al ser domingo pasan muy pocos. Me sentaré.

-Te veo mejor que ayer y más guapa.

-¡Gracias! Me teñí el pelo en casa. La verdad es que me hacía falta.  Nunca antes había ido de esa forma tan descuidada.

-Comprendo. Lo que menos le apetece a una en esa situación es arreglarse, pero por ahí se debe empezar. No hay que permitir llegar a esos extremos. La imagen es importante sobre todo para nuestra auto-estima.

-Lo se. No se como he llegado a eso. Lo he pasado tan mal.

-Lucía,  no vayas a empezar a llorar, no vale la pena hacerlo. Ya te darás cuenta de que tengo razón. ¿No sabes lo que había pensado?


-¡No!
Estaba  muy bien en compañía de Rosa, dentro de ella sentía como si se conocieran de tiempo.

-¡Pues que te invito a comer! ¿Quieres?

-¡No se que decir! No tienes porqué invitarme.

-Me apetece hacerlo. Vamos para casa y prepararé comida para las dos.

Se levantaron y marcharon a casa de Rosa no tardando en llegar.

Al entrar en la portería salía su vecina Julia, se las quedó mirando y sin pensarlo le dijo.
-¡Hola Rosa! ¿Es tu hermana? Se parece a ti.

-¡No! Es una amiga.


-Pues chica, pasaría perfectamente por tu hermana, sois muy parecidas. Hasta luego Rosa y compañía, voy a casa de mi Marí, el embarazo lo lleva fatal. Que se le va a hacer.

La mujer se despidió,  ellas se subieron en el ascensor hasta la  cuarta planta.

Nada más entrar, Lucía se dio cuenta de que faltaban muchos muebles.

-Se que te sorprendes, pero se me llevó casi todo. Poco a poco iré reponiendo, algunas de las cosas.

Le enseñó la vivienda y una de las cosas que le encantó a Lucía era la gran colección de libros que orgullosos mostraban parte de sus cubiertas.

-¿Son tuyos?

-Si fueran de él no estarían aquí. ¿No crees?

-Claro, que tonta soy.

Rosa se dirigió hacia la cocina, Lucía le siguió los pasos.

Hacía muchos días que Lucía no se lo pasaba tan bien.
Rosa parecía más desenvuelta. Sería porque llevaba más tiempo sola y lo tenía más asimilado.

Pasaron un día espléndido y se sinceraron mucho más.


Al marchar, Lucía lo hizo con pena. Debía volver a su realidad.

Habían quedado para verse el sábado siguiente, habiendo intercambiado sus números telefónicos.

Continuará
Autora Verónica O.M.

sábado, 24 de marzo de 2018

DOS MUJERES 3 De 10

LUCÍA Y ROSA 3

Rosa en un santiamén llegó a su portería y se dispuso a esperar el ascensor. Llevaba una media sonrisa en su rostro. Le hizo bien compartir un rato y palabras con una desconocida y que tenía en común con ella muchas cosas.

-¡Ya era hora que bajase el maldito ascensor!

Mientras tanto Lucía regresó caminando. Tardó un rato en llegar al estar un poco retirado e iba con mejor cara.  No esperaba encontrarse con una persona tan amable y similar a ella. Aunque Rosa demostraba ser más fuerte.


Llegó a su portería y subió las escaleras deteniéndose en el entresuelo primera. Abrió la puerta y en el recibidor se descalzó.

-¡Que alivio, mis doloridos pies!

Y se miró en el espejo de la entradita.

-¡Que mala pinta, Lucía!

Se dirigió hacia el cuarto de baño y empezó a buscar algo que hacía algún tiempo había comprado. Lo encontró detrás de unas botellas de gel de ducha.
Se trataba de una cajita con tinte para el pelo, ahora le vendría de perlas ya que lo utilizaría aquel mismo día. Quería ir más guapa a su cita con aquella persona que parecía su alma gemela.


Empezó a preparar los potingues para teñirse el cabello. Una toalla vieja para cubrirse los hombros, un peine, un trozo enorme de algodón mojado de tónico facial para los posibles manchurrones y los guantes. Empezó sacando un tubito y lo añadió al contenido de una botellita y lo agitó enérgicamente. Cuando lo tuvo todo dispuesto empezó con la labor.
Una vez esparcido por el pelo esperó una media antes de aclararlo muy bien. Su fequillo le tapaba los ojos y de un tijeretazo quedó más corto.

Se observó en el espejo y se gustó. Seguro que Rosa se percataría del cambio.

Pasó la tarde mucho más tranquila. El haber salido la había beneficiado . A partir de ahora ya no se quedaría en casa encerrada ni llorando.

Autora Verónica O.M.
Continuará 

viernes, 23 de marzo de 2018

DOS MUJERES 2 DE 10

LUCÍA Y ROSA 2

Sentada allí sola y sin nadie que la observarse, empezó a llorar sin poder remediarlo. Pasó los dedos por su rostro apartándose las lágrimas. Al rato ya estaba más tranquila. Sin duda, sacar aquello de dentro le hizo un gran bien.
No se veía un alma por el parque, pensó, pero no era del todo cierto. A lo lejos se veía a otra persona mirar para todos los lados y se decidió a ir hacia a ella para sentarse a su lado.

-¡Buenos días! Hoy está el parque desierto. Me sentaré aquí. ¿Te importa?

-¡No! Dijo no muy convencida, ya que aquello equivalía a tener que hablar sin apetecerle.

-Hace buena mañana, aunque aquí hace demasiada calor con el sol encima. ¿Porqué no nos sentamos en aquel otro banco? 

Dijo señalando a otro que estaba enfrente.

-¡Bueno! Ya empiezo a tener un poco de calor.

-Mi nombre es Rosa. 

Dijo alargando su mano.

-Me llamo Lucía.

-Pues encantada.
 No es que me quiera meter para nada en tu vida, pero me parece a mi que has llorado.


-¡Si!

-Una se da cuenta rápidamente de esas cosas. Hace un tiempo yo estaba como tú. Mi marido me maltrataba, hasta que me cansé y me separé de él.
-¿El tuyo te maltrata también?

-¡Si! pero ya no está conmigo, me dejó por otra.
Te veo contenta.

-Estoy contenta por haberme librado de semejante bestia. No me ato a otro ni muerta.
-¿Sabes que muchas veces temí por mi vida?

-¡Eso me ha pasado a mí constantemente!
Dijo Lucía y empezaba a sentirse bien con aquella mujer de edad similar a la suya. 

 Se alegró de haber salido de casa, parecía como si estuviesen predestinadas a conocerse.

Estuvieron largo rato hablando de sus vidas, tenían en común demasiadas experiencias malas y las dos se sintieron agradecidas al poderlas compartir.


Lucía estaba más relajada.
-Eres más fuerte que yo,¿como lo haces?

-Es simple fachada. Además ya llevo un tiempo viviendo sola. ¿Y tú?

-Hace un mes.

-No te preocupes. Cuando lleves más te sentirás mejor, aunque nunca olvidarás eso. No se puede.
-Si permites mi opinión, jamás estaré con un hombre. Para mi son todos iguales. Al principio muy buenas palabras y después empiezan los insultos por cualquier cosa. Lo siguiente son las palizas.  

¿Vives por aquí? Nunca te había visto.

-No. Vine caminando.

-¿Quieres que nos veamos otro día?

-Si.

-Cada día vengo un rato a estas horas, si quieres nos encontramos aquí o dónde prefieras. Si vives lejos podrías coger el autobús y así no te pegas la caminata.

-Está, bien. Mañana vendré. ¿Vives por aquí?


-Si. En esos pisos marrones de ahí enfrente. En el cuarto primera tienes tu casa.

Estuvieron hablando un rato más y dada la hora decidieron marchar.
Y se despidieron hasta el día siguiente.

Continuará
Autora Verónica O.M.

jueves, 22 de marzo de 2018

DOS MUJERES 1 DE 10

LUCÍA Y ROSA 1

Lucía había adelgazado mucho en los últimos tiempos debido a su miserable vida. No miserable por faltarle nada, si no porque había sufrido maltrato continuamente durante los años que duró su matrimonio.

Él la abandonó no hacía mucho...

Pero a pesar de haberse librado de su maltratador, se sentía amargada y sin ilusión por nada.


Muchas veces había pensado en el suicidio, lo hacía cuando vivían juntos e incluso después de que él se marchase.

-Tengo que salir a la calle. Me ahogo aquí.

Se arregló deprisa, parecía como si aquello fuese una necesidad imperiosa. Sin pensárselo mucho lo hizo a la carrera. Se vistió con lo primero que encontró y se peinó. Un cepillado superficial, seguramente llevaba algún enredo en su descuidado cabello.


Sentía asco de si misma. ¡Se había descuidado tanto!


Su vida junto a Sebastián no le hizo ningún bien. Con lo risueña que había sido. No se reconocía.

-¡Maldito!

Repetía miles de veces sin pronunciar palabra.

Salió a la calle y empezó a caminar sin rumbo.
Después de un largo trecho se sintió cansada. Vió que cerca había un parque y se dirigió hacia allí.  Parecía un lugar tranquilo. Habían muchos bancos para sentarse, escogió uno que daba un poco de sol. Sentía frío, sin duda le nacía de dentro ya que hacía un día caluroso.

Continuará 
Autora Verónica O.M.
Esta es una novela de tan solo diez capítulos. Deseo os guste.

lunes, 19 de marzo de 2018

PARA MI PADRE


Precioso gif
de Internet

Día del Padre
diecinueve de Marzo.


Aquí mi poesía
para Tí, Papa.


Hace tiempo te fuiste
quiero pensar estás bien
ya no sufres
ni padeces
y aseguraría
me proteges.


No hay día, Papa.
que no me acuerde de Ti.


A pesar de esa línea
entre muerte y vida
nada nos separa

ni lo hará jamás.

T.q.m.

Verónica O.M.

sábado, 10 de marzo de 2018

BUSCAR UNA SALIDA...


Ay, vida,
no voy a dejar
que me destruyas.

Ya sé que hoy
camino perdida
y no sé cómo salir
de este laberinto
que quiere atraparme.

Ay, vida,
no vas a poder conmigo,
porque si algo tengo
es empeño para buscar.
Verónica O.M.


Imagen de Internet.

lunes, 5 de marzo de 2018

TRUQUILLO PARA EL FRONTAL DE LA COCINA

Vamos con otro truquillo y esta vez para la cocina...

Cuándo cocino siempre utilizo los quemadores más cerca de las baldosas. Por un lado evito que algún recipiente se me pueda caer, pero por mucho cuidado que tenga las baldosas se salpican. 
Cuándo se limpia esa parte frontal con una bayeta y quitagrasas, después se aclara y por muy bien que lo hagamos ese espacio no queda cómo debería. ¿Te ocurre a ti también?
 Lo solucioné usando toallitas de cocina. Ya sabes, esos paquetitos que venden en cualquier supermercado y que llevan bastantes. Últimamente es lo que uso y estoy encantada.
No pongo imagen porque hay muchas marcas. Elige la que gustes.
Verónica O.M.

sábado, 3 de marzo de 2018

RECUERDAS EL TRUCO PARA LIMPIAR EL POLVO DE LOS MUEBLES?

Vamos a perfeccionarlo y ahorraremos tiempo...
Coge un cubo o barreño, vierte agua y un chorrito de suavizante de la ropa y remueve bien.

  • A continuación moja en ese agua varios trapos de esos de microfibra y escúrrelos. Los depositas tal y cómo están en algún lugar y destapados para que se vayan secando un poco. Lo ideal sería que los dejases un par de días. Ya estarán listos para usarlos. Pasas el trapo por las partes planas que es dónde se posa el polvo, te será fácil, no tendrás que secar y los muebles estarán más tiempo limpios.

Y cómo tienes más trapos podrás limpiar todo lo que necesites...
Y si dentro de dos o tres días vas a limpiar otra vez, sé previsora y prepara los trapos que utilizarás.
Ya sabes, moja varios trapos cómo te recomendé al principio.
Prueba y me cuentas.
Verónica O.M.